150 kilómetros entre Lucho y Regragui
(Corrige penúltimo párrafo. Bien: subcampeona)
(Corrige penúltimo párrafo. Bien: subcampeona)
Adrian R. Huber
Doha, 2 dic (EFE).- 150 kilómetros. Ésa es la distancia que separa, en línea recta, Gijón, ciudad natal del seleccionador español, Luis Enrique, y Santander; donde su homólogo marroquí, Walid Regragui -que dirige al próximo rival de la Roja en el Mundial de fútbol de Qatar 2022- jugó dos temporadas, cuando el equipo cántabro militaba en la Primera división española.
Luis Enrique, de 52 años, campeón olímpico en Barcelona'92 y que como futbolista, aparte de brillar en el Real Sporting de Gijón, el Real Madrid y el FC Barcelona, fue 62 veces internacional -jugó tres Mundiales y una Eurocopa-, se retiró en 2004. Justo el año en el que el franco-marroquí Regragui, cinco años más joven que el asturiano, aterrizó en Santander. Después de jugar en otro Racing, el de París, en el Toulousse y en el Ajaccio.
'Lucho' y el técnico que tomó las riendas de Marruecos hace poco más de tres meses nunca llegaron a enfrentarse en la liga española. Hubiesen estado a 150 kilómetros -por carretera son algunos más-; pero el próximo martes, cuando las selecciones que dirigen se jueguen el pase a los cuartos de final del Mundial, en el estadio Education City, estarán separados sólo por unos cuantos metros. Los que hay entre las dos áreas técnicas.
Regragui, que jugaba de defensa, no era titular en el Racing. En su primera temporada, en la que coincidió, entre otros, con Javi Guerrero y David Aganzo, portaba el dorsal 2 y jugó 17 partidos a las órdenes de Lucas Alcaraz.
Una temporada después. saltó ocho veces al terreno de juego, cuando al Racing lo dirigía el tristemente desaparecido Manolo Preciado, técnico cántabro tan querido en Gijón que al lado del estadio de El Molinón-Enrique Castro Quini se le erigió una estatua.
Ese curso, Regragui fue compañero, entre otros, de Javier Casquero, Óscar Serrano o el brasileño Felipe Melo.
Tras pasar por otros tres clubs franceses, Dijon, Grenoble y Fleury-Mérogis, el actual seleccionador marroquí se retiró como futbolista en 2011.
Un año después se convirtió en asistente en Marruecos de Rachid Taoussi, hasta que poco más de un año más tarde, al ser cesado el anterior, abandonó la selección magrebí. Tras cinco años en el Fath Union Sport marroquí y otro en el Al-Duhail catarí, tomó las riendas del Wydad de Casablanca, al que hizo campeón de liga en su país y ganador de la Liga de Campeones africana. Méritos suficientes para asumir el cargo de seleccionador absoluto de Marruecos.
Los 'leones del Atlas' entraron en el Mundial tras superar, en una de las cinco eliminatorias africanas, a Congo, con la que empató como visitante y a la que goleó (4-1) en Casablanca. Pero el técnico era el bosnio Vahid Halilhodzic, que se vio envuelto en una controversia con dos de sus estrellas, Hakim Ziyech, ex del Ajax y ahora en el Chelsea; y Noussair Mazraoui, que defiende los colores del Bayern Múnich alemán.
La federación marroquí tomó partido por los futbolistas y sustituyó al técnico. Y, de momento, no le fue mal. Porque Marruecos acaba de entrar en la ronda de octavos como primera de un grupo en el que relegó al segundo puesto a Croacia, actual subcampeona del mundo; y en el que se quedó fuera Bélgica, tercera hace cuatro años en Rusia 2018.
Pudieron haber coincidido, a orillas del Mar Cantábrico, a 150 kilómetros. El próximo martes, Luis Enrique y Walid Regragui estarán a sólo unos metros: los que separarán sus banquillos en el Education City. Donde Marruecos y España lucharán por un puesto en los cuartos de final del Mundial de Qatar. EFE
arh/og