Australia, vuelve a la escena del crimen
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Luis Miguel Pascual
Doha, 1 dic (EFE).- El 13 de junio de 2022 está marcado con letras de oro en la historia del fútbol australiano porque lograron el billete para su quinto Mundial consecutivo en una agónica tanda de penaltis contra Perú.
El duelo tuvo lugar en el recién estrenado Ahmad bin Ali, uno de los estadios levantados en Catar para albergar la competición. Medio año más tarde, los "socceroos" regresarán al mismo escenario, esta vez con la intención de escribir otra página todavía más brillante: afrontar en octavos de final a toda una Argentina.
El recinto con capacidad para albergar unos 45.000 espectadores todavía conserva el eco de la gesta australiana, marcada por el número de baile que protagonizó su portero.
Andrew Redmayer solo era el tercer guardameta de Australia, un portero atípico, bregado en el campeonato de su país y con apenas historia, que unos años antes había confesado a sus amigos que el fútbol ya no le interesaba tanto y que iba a montar una cafetería.
Solo que el portero tenía buenas cualidades y recibió una buena oferta del Sky Blues de Sydney, club que en aquellos entonces estaba entrenado por Graham Arnold, actual seleccionador de Australia.
Pero aquel 13 de junio tenía una cita con la historia. El entrenador de porteros le había dicho que así sería y cuando el tiempo reglamentario de aquel duelo contra Perú que acabó en tablas y que la prórroga no desigualó la contienda, Redmayer saltó al campo para entrar en la leyenda.
En la retina de los aficionados queda su estilo poco ortodoxo. Redmayer salta, recorre la línea de gol, agita los brazos y efectúa una especie de baile que acaba por despistar a Alex Valera, que falla la pena máxima definitiva.
"El árbitro me advirtió varias veces, pero yo no hacía nada ilegal. Es como los jugadores de rugby o como Ronaldo, que tiene su propio rito cuando tira las faltas. A mi no me importa ponerme en ridículo", señala el meta.
EL SUEÑO DE EUROPA
El portero australiano, de poblada barba, ríe y grita. Sabe que ha sus 33 años ha conseguido una gesta para un país donde el fútbol no es tan importante como en Europa.
Europa, un continente que hace soñar a los aficionados y que en su día también nutrió la ilusión de Redmayer.
El portero fue haciendo carrera en su país, asentándose en su club y, aunque algo inconstante, el fútbol fue interponiéndose en su proyecto de ser camarero.
Aunque nunca abandonó sus estudios, porque siempre ha querido ser maestro.
Redmayer estuvo a punto de llegar a Europa. Fue hace unos 15 años cuando los ojeadores del club londinense pusieron su mirada en el guardameta australiano tras un partido de las categorías inferiores.
Todo estaba listo para que Redmayer pasara una prueba con los "Gunners" en Hong Kong, pero a última hora el Arsenal le comunicó que ya habían contratado a otro portero.
Era el polaco Wojciech Szczesny, otro meta que también ha vivido momentos de gloria en Catar, donde lleva ya dos penaltis detenidos, uno de ellos a Lionel Messi, que estará frente a Australia el próximo sábado.
Redmayer se viste de antihéroe. Tras su gesta contra Perú, su rostro apareció en todos los medios y acudió a varios programas de la televisión australiana.
"Pero ¿qué he hecho yo? Solo paré un penalti en 20 partidos de clasificación. No entiendo todo esto", aseguraba el futbolista.
Es probable que, de nuevo, Redmayer comience de nuevo en el banquillo el duelo frente a Australia y que sea Mathew Ryan quien esté bajo los palos.
El portero ha firmado buenas actuaciones y han permitido que Australia vaya a disputar los octavos de final por segunda vez en su historia 18 años después de Alemania.
Una clasificación brillante conseguida gracias a una victoria contra Dinamarca, la cuarta que firmaban los "socceroos" en sus seis participaciones mundialistas. EFE
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