José Antonio Pascual
Doha, 14 dic (EFE).- La selección de Croacia se quedó a un paso de repetir la gesta de disputar su segunda final consecutiva en una Copa del Mundo y digiere su derrota ante Argentina entre el reconocimiento al rival, el orgullo del torneo que ha vuelto a completar y la indignación con la actuación del colegiado italiano Daniele Orsato.
Nada más acabar el encuentro los jugadores y el técnico Zlatko Dalic expresaron su pesar por quedar fuera de la lucha por el título a la par que felicitaron al conjunto de Lionel Scaloni, reconocieron la figura de Leo Messi sin tapujos, como tampoco los tuvieron para opinar que la decisión de Orsato de decretar el penalti que abrió el marcador fue decisiva.
El árbitro italiano señaló la pena máxima en una acción del meta Dominik Livakovic sobre Julián Álvarez. Los futbolistas croatas entendieron que en la acción previa hubo un córner a su favor que no señaló y a continuación se produjo la jugada en la que consideran que fue el delantero del Manchester City el que chocó ante el portero del Dinamo de Zagreb.
Dicha decisión fue unánimemente criticada, incluso por el gran capitán ajedrezado, el madridista Luka Modric, que se despedirá de los Mundiales con dos semifinales, una final y sin título, pero con el reconocimiento unánime de la afición de llenó el estadio de Lusail, que le brindó una bonita ovación cuando se retiró del césped sustituido.
Croacia hizo una buena primera media hora, en la que manejó el balón y el partido. Pero entre la determinación del colegiado y los errores propios, fallos que hasta ahora no habían cometido apenas a lo largo del Mundial, su sueño se desvaneció y se consolidó el de Argentina, que no perdonó.
Independientemente de su amargura y quejas, el orgullo del equipo permanece intacto. Dalic no tardó en felicitar a sus pupilos y les dijo que levantaran la cabeza. La digestión debe ser rápida y positiva. La lucha por el bronce está a la vuelta de la esquina, el sábado en el estadio Khalifa Interntional.
Para la selección representativa de un país como Croacia es un orgullo haberse situado de nuevo en semifinales y lo será si vuelven a Zagreb con un tercer puesto. Sería el tercer podio de su historia tras el conseguido en Francia 1998 y el subcampeonato de Rusia 2018.
Sería un más que digno colofón mundialista a la carrera de Modric, que con 37 años ha vuelto a demostrar su enorme categoría y calidad. Declarado mejor jugador del torneo hace cuatro años ha cuajado otra gran Copa del Mundo.
También podría ser la despedida de una Copa del Mundo de otros ilustres veteranos como el central Dejan Lovren o el extremo Ivan Perisic, que tienen 33 años, y que forman parte de una generación que ha devuelto la gloria al conjunto ajedrezado.
No quiere decir esto que, salvo que lo decidan tras salir de Catar, se despidan de la selección. Como dijo Dalic, está ya a la vuelta de la esquina la fase final de la Liga de Naciones de Países Bajos y el inicio de la fase de clasificación para la Eurocopa de Alemania 2024.
Pero antes de mirar al futuro, Dalic mira el presente inmediato y el objetivo está puesto en la lucha por el tercer puesto del sábado. Sin tiempo para lamerse las heridas, el equipo croata comienza a preparar el encuentro en su centro de entrenamiento en Al Erssal. EFE
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