Del éxtasis a tres minutos de "colapso", la realidad de España
Roberto Morales
Roberto Morales
Doha, 2 dic (EFE).- Del éxtasis futbolístico, con los siete tantos en la mayor goleada de su historia en un Mundial, al desplome inesperado. El "colapso", como definió Luis Enrique la desconexión de la selección española ante Japón. Los tres largos minutos en los que estuvo eliminada de Qatar 2022 y que borran las buenas sensaciones de un plumazo. Es la realidad de una selección tan capaz de ganar a la más grande que se cruce en su camino como de sufrir ante un rival, teóricamente, menor.
España es un país de extremos. Pasar de sentirse favorita de nuevo para ganar un Mundial a instalarse en la duda no sorprende a nadie. No cala esa forma de juzgar a la selección dentro su 'cuartel general', en la Universidad de Catar. Protegida la Roja de la crítica, con Luis Enrique Martínez con un paso por delante de todos sus jugadores, como parapeto, para ser el centro de la diana.
Con una experiencia tan larga que hasta camina con mayor comodidad en la adversidad que en el elogio. En un día de análisis en el que no hubo tiempo para directos de 'streamer'. La labor de seleccionador absorbía todas las horas de trabajo de un día intenso dentro de la concentración de la selección española.
Tras dormir muy poco. Dando vueltas en su cabeza a la cantidad de errores que cometió su equipo. 'Lucho' encontró respuestas en el análisis con vídeo. Localizando el error repetido. Diseccionando cada uno de ellos para presentarlo posteriormente a los jugadores. A las 8 de la mañana ya había desayunado y visionado el encuentro. Por encima de lo físico en un día de recuperación tras partido, este viernes tomaba un valor mayor lo psicológico.
Luis Enrique y el psicólogo Joaquín Valdés debían de reforzar pensamientos de fortaleza en sus jugadores y alejar el sentimiento de duda surgido desde el error. Sintieron impotencia ante Japón tras un dominio abrumador plasmado en un 82% de posesión. Por no encontrar soluciones ante un equipo encerrado que eliminó espacios y que sacó a relucir las carencias defensivas que parecían enterradas hasta que Alemania las rescató en el último suspiro de la segunda jornada.
España defiende con el balón, desde la posesión. Y sufre cuando le atacan de forma directa o le presionan arriba. Como Alemania intentó en todo momento. Como Japón logró cuando sintió todo perdido y en un suspiro dio la vuelta al partido para sacar a relucir todas las carencias de la Roja. Hasta 1.070 pases para un récord inútil. Con 992 buenos, un 93% completados, pero un abuso de la horizontalidad. Solo Pedri fue vertical. Fundido tras recorrer 12 kilómetros para no ser determinante.
"No hemos sabido gestionarlo y hemos entrado en modo colapso. Si hubiesen necesitado marcarnos dos más, nos lo habrían marcado". Luis Enrique habló del factor psicológico. Ese que apunta en el fútbol actual al caro precio que se paga cuando juegas sin la intensidad que requiere el partido. Cualquier rival es capaz de complicarte si sientes todo hecho. Si el hambre no es necesario.
España paga caros los bajones de intensidad. Para vencer debe jugar con la misma concentración con la que mide sus fuerzas a las grandes. Desde un sentimiento previo de inferioridad, o al menos igualdad ante selecciones como las vigentes campeonas de Europa, Italia, o del mundo, Francia, siempre compitió de forma ejemplar. Cuando se sintió superior, aumenta el riesgo de tropiezo. Ocurrió recientemente con Suiza en Zaragoza. Se repitió con Japón en Qatar 2022.
No hay Mundial sin un partido malo y el de España llegó en el último encuentro del grupo para ir de más a menos en la competición. Tras deslumbrar a todos con su fútbol ante Costa Rica, "nadie juega tan bien como nosotros", afirmó Luis Enrique en un mensaje extendido por todos los futbolistas. Y mostrar personalidad ante la poderosa Alemania, más por historia que por presente, antes de gestionar mal la adversidad en cuanto llegó en el torneo. En los minutos que apretaron los germanos y los japoneses. Superada con ímpetu del rival sin capacidad para defender su renta.
"Es complicado después de una derrota ser optimismas, pero tenemos que tener confianza máxima en esta selección", pidió una de las voces autorizadas del vestuario, César Azpilicueta. Su experiencia ya le hacía prever la sombra de la duda. Pasar de la euforia del entorno a la desconfianza.
A días de resolverse el futuro de Luis Enrique como seleccionador, con dudas fundadas sobre su deseo de continuar o regresar a la dinámica de un club, el técnico asturiano demuestra que 'morirá' con los suyos, ignorando cualquier crítica a la confección de la lista, y con sus ideas. Su inmovilismo táctico le ha hecho descartar cualquier dibujo que no sea un claro 4-3-3.
Ni en los momentos de mayor necesidad de músculo en la medular se planteó un doble pivote para reforzar la figura de Sergio Busquets. Sumado a los numerosos cambios de inicio ante Japón, hasta cinco, y el factor psicológico para preparar al jugador para tener hambre en un día en el que los deberes parecían hechos, son puntos de crítica hacia su labor que no calarán. Ya trabaja en Marruecos y antes de preparar cada detalle táctico del duelo de octavos se centra en levantar la moral del grupo para olvidar el "colapso" y regresar a la euforia. EFE
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