José Antonio Pascual
Doha, 10 dic (EFE).- Croacia ha ratificado en Qatar 2022 buena parte de sus características futbolísticas y mentales, sus virtudes como su resiliencia, fiabilidad y capacidad competitiva que le han devuelto a una semifinal de un Mundial.
Con menos de cuatro millones de habitantes, Croacia es un país que alumbra grandes figuras en la mayor parte de las disciplinas deportivas, que destacan por sus habilidades y también por esa fuerza interior innata clave en los momentos decisivos.
Su fútbol es un claro ejemplo de ello y su selección es su bandera. Rendición no figura en su vocabulario. No es una opción. Al contrario, su espíritu guerrero, como insistieron una vez más en el estadio Ciudad de la Educación Zlatko Dalic y sus pupilos, les reportó un nuevo día de gloria.
Esta competitividad y esa capacidad para no abandonarse le hace ser al conjunto ajedrezado un equipo tremendamente peligroso. Su historia en las distintas ediciones de la Copa del Mundo lo atestigua.
Cuando Croacia logra superar la fase de grupos -no lo logró en 2002, 2006 y 2014-, siempre alcanza al menos las semifinales y como le ha ocurrido desde Rusia 2018 no le tiembla el pulso si debe acudir a prórrogas o tandas de penalti.
En Francia'98, en su primera participación mundialista, aquella generación dorada de grandes futbolistas croatas, comandada entre otros por Davor Suker, alcanzó la tercera plaza; en Rusia 2018 dio un paso más y se plantó en la final, en la que acabó cediendo ante Francia.
Y ahora, tras superar de forma más que apurada la ronda de grupos, ha sacado adelante dos tandas de penaltis frente a Japón y a la todopoderosa y favorita Brasil, tras equilibrar sendos marcadores adversos, para meterse de nuevo en semifinales. En esta ocasión le tocará retar a otra de las grandes aspirantes al título, la Argentina de Leo Messi.
Ivan Perisic, uno de los ilustres veteranos de esta selección croata, anuló la ventaja del cuadro nipón para mantener con vida a su equipo, pero aún fue más impactante el tanto, a tres minutos del final de la prórroga, de Bruno Petkovic, para equilibrar la diana previa de Neymar y enviar el envite a los penaltis.
De hecho, Croacia nunca ha perdido en una tanda de penas máximas en las Copas del Mundo. Ya lleva cuatro sin fallo. En 2018 se deshizo de Dinamarca (3-2) y la anfitriona Rusia (4-3); en la presente edición de Japón (3-1) y Brasil (4-2).
Más fiabilidad, competitividad, casi imposible. Dalic fue reiteradamente cuestionado en la conferencia de prensa posterior al choque ante Brasil de dónde salía esa fortaleza mental. El técnico lo tenía claro. Sus jugadores son unos luchadores infatigables. Luka Modric y sus compañeros coincidían. Rendirse no es una opción. EFE
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