Tyler Adams, el capitán más joven

Manuel Sánchez Gómez

Manuel Sánchez Gómez

Doha, 2 dic (EFE).- A Tyler Adamas, el capitán más joven del Mundial, fueron a pillarle. Un periodista iraní, en la previa del Estados Unidos-Irán, le buscó las cosquillas. Le corrigió la pronunciación en inglés de Irán y le mandó un dardo: "¿Qué te parece que en tu país se discrimine a los negros?".

Era una pregunta con mucha enjundia para un chico de 23 años, pero salió del paso de la mejor forma posible.

Primero, Adams se disculpó por pronunciar mal "Irán", después, trató el tema de la discriminación con clase y conocimiento de causa.

"Hay discriminación en todos lados, pero si algo he aprendido en los años que he vivido en el extranjero, teniendo que adaptarme y asimilar diferentes culturas, es que en Estados Unidos progresamos cada día", dijo Adams.

"Yo crecí en una familia blanca con raíces afroamericanas, así que crecí entre diferentes culturas y para mí fue sencillo asimilar la variedad. No todo el mundo puede decir eso, no todo el mundo tiene esa facilidad y a mucha gente le lleva mucho tiempo entenderlo. La educación para esto es superimportante. Es como cuando tú me has enseñado la pronunciación de tu país".

Lo que quizás no sabía aquel periodista iraní, al lanzar el dardo a Adams, es que este había crecido en un ambiente donde era él el discriminado.

"Si me vieras con mi familia, pensarías que soy adoptado", explicó el estadounidense en "The Players Tribune". "Todos son blancos y yo soy negro".

Adams nació en el seno de una familia humilde; humilde, no pobre. Su madre le tuvo con 22 años, su padre no estaba, y vivían debajo de la casa de su tío, a unos 120 kilómetros de Nueva York, donde Adams se enamoró de eso que él llama "Soccer". Veía a Thierry Henry marcar goles con el Arsenal de madrugada. Años más tarde ambos coincidirían en el New York Red Bull.

Su madre le apoyó para que persiguiera el sueño de ser futbolista profesional, le arropó con viajes interminables por Estados Unidos y provocó el cambio más grande de la vida de Adams.

Empezó a salir con un hombre blanco, con un hijo de parecida edad que Adams. Un chico que acabó convirtiéndose en su hermano. Adams pasó de estar solo con su madre, a formar parte de una familia enorme, férrea aficionada del Rangers de Glasgow por su pasado escocés, hasta el punto de no permitir a Adams vestir camisetas verdes -color del Celtic-.

"Ya no éramos mi madre y yo solos contra el mundo", recuerda Adams, que disfrutó de su debut profesional en el verano de 2015, en un amistoso contra el Chelsea. El primer equipo había tenido partido 24 horas antes, por lo que el New York tuvo que salir con los reservas, entre los que estaba Adams.

Su hermano Donovan le dijo que perderían 6-0 contra los vigentes campeones de la Premier, un equipo que contaba con Eden Hazard en plenitud, Thibaut Courtois y Cesc Fábregas.

Y todo apuntaba a un resultado parecido cuando Loic Remy hizo el 1-0 a los 25 minutos de partido. Hasta que llegó el momento de Adams. Con 1-1 en el marcador, el centrocampista se elevó para rematar un centro y batir a Asmir Begovic. Debut y primer gol con la camiseta de su equipo.

"No recuerdo ni cómo lo celebré, pero sé que ese gol fue por mi madre, por mis hermanos, por mi padre. Lo hemos conseguido. Ese gol lo marqué junto a ellos".

Tras tres temporadas en la MLS, Admas voló a Leipzig, donde jugó cuatro años en el Leipzig. Con la salida de Marcelo Bielsa del Leeds United y la llegada de Jesse Marsch, su mentor en Nueva York, Adams hizo este verano las maletas rumbo a la Premier y en este Mundial está destacando como uno de los centrocampistas más fiables. Secó completamente al centro del campo de Inglaterra y este sábado lidera la opción estadounidense de meterse en unos cuartos de final por primera vez desde 1930.

Y además ha aprendido a pronunciar Irán. EFE

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