En esa búsqueda ha tenido que recomponer líneas para dar espacio a piezas que considera importantes, una ecuación que ha resuelto retrasando a Antoine Griezmann al centro del campo, como enganche con la delantera, y dar así entrada a cuatro hombres ofensivos.
El partido contra Australia dejó patente que el jugador del Atlético de Madrid ha encontrado una auténtica complicidad con Kylian Mbappé, el futbolista que está llamado a convertirse en el líder del equipo.
Una conexión que se ha visto potenciada por la ausencia por lesión de Karim Benzema, cuya presencia obligaba a Griezmann a buscar otros huecos.
Sin el madridista, sustituido en el once por el veterano Olivier Giroud, un pivote que ocupa menos espacio en el ataque, el jugador del Atlético tiene más libertad de movimientos y se ha convertido en un perfecto asistente para Mbappé.
Los dos jugadores conectaron en el debut de Francia contra Australia y aunque el parisino no tuvo su mejor noche de cara al gol, marcó un tanto pero falló varias ocasiones, el tándem dejó muestras de que puede ser de fuego.
Mbappé incrementó la presión en la defensa de los "socceroos" a medida que Ousmane Dembelé, que comenzó imperial, fue reduciendo su influjo en el juego ofensivo de Francia.
El atacante del PSG es el jugador al que más pases dio Griezmann y viceversa, ocho cada uno. Con Benzema en el campo, en los meses precedentes al Mundial, el madridista era su principal socio.
Un ejemplo: contra Kazajistán el pasado 13 de noviembre Mbappé dio 13 pases a Benzema y éste 8 al parisiense.
Ahora se encuentran más en el campo y esa asociación dio buenos resultados, aunque Deschamps se guarda la carta de usar a Griezmann en otras posiciones si fuera necesario para el equipo.
NUEVO PAPEL DE GRIEZMANN
El entrenador no ocultó su satisfacción con el papel que jugó el futbolista del Atlético de Madrid en el duelo contra Australia, pero sabe que frente a otras selecciones puede necesitar más contundencia en el centro del campo, donde Tchouaméni y Rabiot se bastaron para dominar el partido.
"No siempre vamos a jugar con cuatro jugadores atacantes, pero es cierto que el papel de Antoine nos ha dado equilibrio", dijo el técnico.
También Dembelé reveló haberse sentido muy cómodo junto a su excompañero en el Barcelona, con quien se intercambió la posición en varias ocasiones.
El sistema táctico obliga a Griezmann a un enorme esfuerzo, como pone de manifiesto el dato de que contra Australia fue el francés que más kilómetros recorrió tras Rabiot, algo más de 11.
Un trabajo que, sobre todo, benefició a Mbappé, que con frecuencia pudo multiplicar los desmarques a la espalda de la defensa australiana. En ese contexto, la velocidad punta del parisino, que firmó durante el partido más de 300 metros por encima de los 25 kilómetros por hora, se convierten en un arma decisiva para Francia.
Resta por ver cómo utiliza Deschamps un arma que le permite situar el eje del juego más lejos de su área.
En Rusia, el seleccionador encontró el equilibrio en un centro del campo dominado con mano de hierro por Ngolo Kanté. La ausencia del futbolista del Chelsea le obliga a explorar otras soluciones y, por ahora, ha ido a buscarlas en el ataque, allí donde los rivales le temen más.