Manuel Sánchez Gómez
Doha, 29 nov (EFE).- Eliminado del Mundial, el gran anhelo de su carrera deportiva, a un Gareth Bale alejado del fútbol de élite se le abre un interrogante. ¿Y ahora qué?
El galés negó que por su cabeza pase la retirada. Respondió con un rotundo "no", cuando un periodista le cuestionó su futuro en una Gales que parece haber exprimido ya hasta la última gota de una generación dorada, la primera en clasificarse para una Copa del Mundo desde 1958. No pudieron los de Robert Page repetir la hazaña de hace 64 años, cuando alcanzaron las semifinales, antes de ser eliminados por Pelé. Esta vez el final fue mucho más amargo.
Fuera en fase de grupos y con un pírrico balance de un gol a favor -de penalti-, dos derrotas y un solo punto. A Gales se le ha acabado la gasolina, aunque era obvio que su objetivo no era ganar esto. "Solo estar aquí ya es un logro", dijo Ben Davies, otro de los pilares de esta generación que tocó techo en 2016, al escalar hasta las semifinales de la Eurocopa.
Lo que no se esperaba es que el Mundial de Bale terminara por la puerta de atrás y de forma tan abrupta. El héroe del empate ante Estados Unidos cumplió todos los fatídicos pronósticos sobre su físico. A los 45 minutos, tras una deplorable primera parte en la que apenas tocó la pelota en siete ocasiones. Bale se marchó. No salió del túnel de vestuarios tras el descanso. El mejor jugador de los galeses se iba. Y no había explicación al porqué.
Ni siquiera tuvo una despedida a la altura de lo que ha supuesto para Gales el jugador con más internacionalidades y más goles de la historia de su país. Se fue por la puerta de atrás y su salida fue la antesala del despiece inglés, que pasó por encima de una Gales sin alma y que, sin su estrella, se vio sin ninguna opción.
Bale ha actuado en muchas ocasiones como objeto espiritual de un equipo que se ha acostumbrado a ver en él un oasis en el desierto. Mirar a Bale con la camiseta de Gales era ver a un excelso jugador, mientras que, desde hace cuatro temporadas, verle a la semana siguiente con su club era encontrarse con un fantasma.
Ahora, con todos los objetivos de su carrera conseguidos, con una generación envejecida y con los sueños de Mundial y Eurocopa cumplidos, solo queda preguntarse hasta cuándo seguirá Bale con ganas de jugar para Gales. Quizás esa salida por el túnel de vestuarios, sin nadie saberla, es su última aparición como futbolista de Gales. O como futbolista. EFE
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