Redacción deportes, 19 dic (EFE).- La selección de Costa Rica jugó en Catar un Mundial marcado por los estados de ánimo; que comenzó con un bajón tras la derrota contundente contra España, siguió con la alegría de ganar a Japón y terminó con un partido de locura frente a Alemania en el que sucedió de todo.
Sin excesiva suerte en el sorteo, encuadrados con dos de los tres últimos campeones mundiales, la aspiración de los costarricenses era competir y demostrar que estaban capacitados para plantar cara a los mejores, algo que no se vio en la derrota inicial por 7-0 contra España.
Lejos de hundirse, los americanos se pusieron el mono de trabajo en el segundo enfrentamiento ante un combinado japonés, que había sorprendido en la primera jornada a Alemania. Y ese esfuerzo tuvo recompensa con un gol de Keysher Fuller en los instantes finales (0-1).
Ese resultado les daba opciones de clasificación en la última jornada, donde debían verse las caras con Alemania. De hecho durante tres minutos estuvieron con un pie en octavos de final. Sin embargo no lograron sostener la heroicidad en el tiempo y acabaron derrotados contra los germanos y cerrando el grupo. EFE
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