Doha, 19 nov (EFE).- Félix Sánchez llegó hace 16 años a Catar, tras haberse formado como entrenador en la Masía, el centro de fútbol base del Barcelona, donde se hizo con la identidad de juego que allí dejó Johan Cruyff.
Desde entonces, ha ido marcando con su impronta el fútbol del emirato que desde hace doce años aguarda con pasión el partido inaugural que este domingo se vivirá en su Mundial, una cita especial para el país y para el entrenador, que desde 2017 dirige a la absoluta de Catar.
"Para mí es la culminación de un proceso largo. Si me cuentan hace 16 años que estaría en un Mundial no lo habría creído", asegura el técnico español, que cumplirá el mes que viene 47 años.
Un desconocido fuera de Catar que, sin embargo, es adorado en este país, donde más que un grupo ha creado una familia.
Para ello, le ha valido que todos los integrantes de la selección juegan en equipos del país. Gracias a una política deportiva decididamente dirigida para el Mundial pudo contar con ellos en varios momentos del año, porque los clubes tenían obligación de cederlos para concentraciones puntuales.
"El plan en los últimos años era hacer un equipo competitivo para el Mundial. Cada país tiene sus singularidades, somos un país pequeño con pocas licencias, tenemos que trabajar con lo que tenemos. Todos nuestros jugadores están en la liga local y eso nos permitió tener periodos de tiempo para sacarlos de los clubes y potenciar la selección. Nos gustaría tener jugadores de la Bundesliga o de la Premier, pero hay que trabajar con lo que tenemos", señaló.
Así, Sánchez ha compuesto un grupo bien soldado, aguerrido y difícil, sin renunciar a las bases del fútbol que mamó en el Barcelona, en el que pasó una década.
La Masía se le quedó pequeña y decidió volar más alto. Catar le dio oportunidades y en 2013 llegó a ser seleccionador sub-19. Su ascensión fue imparable hasta llegar a la absoluta, con un objetivo claro, elevar el nivel del fútbol catarí.
Los resultados no se hicieron esperar y en 2019 convirtió a la selección en campeona de Asia, con un juego directo, buscando la posesión.
El técnico es consciente de que en sus filas no hay demasiada calidad para afrontar ese fútbol con garantías, pero no renuncia a ese juego.
La primera prueba la tendrá este domingo en el partido inaugural contra Ecuador, un equipo que practica una filosofía de juego totalmente opuesta, de la mano del argentino Gustavo Alfaro.
El seleccionador de la Tri sustituyó precisamente en el banquillo a Jordi Cruyff, el hijo del hombre que inspiró en el fútbol a Félix Sánchez.
Alfaro sabe que no lo tendrá tan fácil como puede desprenderse de la diferencia de nivel entre ambos equipos.
"Catar viene preparando este parido desde hace más de doce años. Ahora han ajustado detalles, es una selección muy ordenada. No tiene jugadores en las grandes ligas de Europa, pero es un equipo ordenado y bien preparado físicamente que puede complicarle a cualquiera", indicó el argentino. EFE
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