Óscar Maya Belchí
Doha, 1 nov (EFE).- Hasta en lo cruel de la derrota existe una valoración positiva. Y así ocurre en una Bélgica que este jueves certificó el final de su generación más exitosa, pero que deja un legado mucho más allá de los resultados para que su futuro inmediato no sea volver a caer en el ránking FIFA y permanecer así entra las candidatas a todo.
Un proceso que se inició en 2000 y que concluyó este 1 de diciembre de 2022. 22 años de abrir sus puertas sin mirar al pasado, de altibajos, de expectativas sin cumplir, de la llegada de un Roberto Martínez que cambió por completo la estructura de la Federación de Fútbol de Bélgica y con la mejor posición histórica en un Mundial -terceros en Rusia 2018-.
Todo nació tras un fracaso, como se podría tildar a esta eliminación en la fase de grupos del Mundial. En 2000 Bélgica y Países Bajos albergaban una Eurocopa que acabó ganando Francia y en la que Bélgica cayó en la ronda de grupos. Venció en su estreno y perdió los dos siguientes encuentros.
Hubo mayores expectativas puestas en los ‘diablos rojos’ para aquel torneo, pero no se cumplieron y la federación reaccionó, mirando a los ojos a la realidad de su país.
Bélgica ha sido siempre un país de inmigrantes. Según datos de la ONU, en 2019 cuenta con 1.981.919, un 17,2% de su población total.
Tras caer en ‘su’ torneo, abrieron sus puertas a los hijos de inmigrantes nacidos en Bélgica en una decisión que fue el germen de la selección que ha estado entre las mejores del mundo durante estos años, con Kompany, Lukaku, Batshuayi, Witsel y Fellaini, entre otros.
También implantaron un sistema único de juego en categorías inferiores para que los jugadores adquirieran cuanto antes los conocimientos necesarios para jugar con la selección absoluta.
Un proceso largo, durante el que, desde el Mundial de Japón y Corea del Sur de 2002, estuvieron ausentes en cinco grandes citas internacionales -tres Eurocopas y dos Mundiales-, hasta Brasil 2014, cuando, aunque cayeron en cuartos de final frente a Argentina (1-0), a la postre finalista, se mostraron al mundo.
LA PREMIER LEAGUE Y UNA OBRA INCOMPLETA
La Premier League miraba con atención a las estrellas que nacían en Bélgica y que se abrían paso en el fútbol internacional. Ficharon a los mejores -Kompany, Hazard, De Bruyne, Lukaku, Courtois…- y los jugadores belgas ya no eran unos desconocidos. Ahora, 21 de los 26 convocados por Roberto Martínez para Catar 2022 juegan en ligas extranjeras.
Una cuna de talento fruto de un plan que, sin embargo, no terminaba de completarse. Marc Wilmots, histórico futbolista belga, era el que lideraba desde el banquillo los inicios de la generación de oro del fútbol belga, que por entonces no era tal, ya que no logró transformar el enorme talento que tenía a su disposición en resultados.
Se entendió la caída en cuartos frente a Argentina como algo dentro de lo normal, pero perder frente a Gales en la misma instancia de la Eurocopa de Francia 2016, no.
ROBERTO MARTÍNEZ Y LA TRANSFORMACIÓN TOTAL
La federación buscó un cambio de rumbo. Savia nueva en el banquillo. Alguien con experiencia en el fútbol inglés, donde estaban sus estrellas, y encontró el encaje perfecto: el español Roberto Martínez.
Asumió el cargo en 2016 y llevó a otro nivel a los ‘diablos rojos’. Debutó contra España con una derrota 0-3 que le sirvió de lección. Sin laterales de élite y con centrales desplazados para ocupar dichas posiciones, apostó por un 3-5-2 que potenció las virtudes de las perlas a su disposición.
Coincidió con jugadores que ya entrenó en su etapa en la Premier League, como Fellaini, Lukaku y Mirallas -Everton-, y otros contra los que se enfrentó, como Vertonghen, Alderweireld, Courtois, Hazard, o Kevin De Bruyne. Y los llevó a la élite.
Destacar la correlación que ha tenido su carrera con la de Lukaku, quien salió señalado este jueves tras errar hasta cuatro ocasiones claras de gol que impidieron el pase a octavos de Bélgica.
Roberto Martínez fue entrenador del Everton cuando lo convirtió en el traspaso más caro de la historia del club (2014-15). Ambos se entendieron, pulieron juntos las características de un jugador que en Bélgica le sobraba muchas veces solo con su físico, y explotó en la Premier League. Como lo hizo más tarde con su selección.
Sus números con y sin Roberto en Bélgica hablan por si solos: marcó 17 goles en sus primeros 51 partidos y desde la llegada de Roberto suma 51 goles en 52 partidos. Rendimiento que le ha catapultado a ser el máximo artillero de la historia de los ‘diablos rojos’ que, sin embargo, lloró de impotencia tras no poder liderar a los suyos rumbo a octavos.
Roberto Martínez llegó en 2016 y el Mundial de Rusia de 2018 estaba marcado en rojo como la cita clave para todo un país. Un gol de Januzaj contra Inglaterra, ya con la clasificación en el bolsillo, les hizo caer por el lado más complicado del cuadro hasta una final que nunca fue. Pero en el camino dejaron para el recuerdo el mejor partido de la generación de oro.
1-2 frente a Brasil en los cuartos de final. Una exhibición de control y poderío ofensivo que desató el delirio de los aficionados belgas. En semifinales, el sueño se esfumó tras un gol de Umtiti que decantó un encuentro igualadísimo, una final anticipada.
Un mal sabor de boca, tras aspirar a todo, que se cerró con una celebración a lo grande en la Grand Place de Bruselas tras vencer a Inglaterra 2-0 y colgarse al cuello la medalla de bronce, logrando su mejor clasificación histórica tras superar el cuarto puesto en el Mundial de México de 1986.
En la Eurocopa de 2020 cayeron en cuartos de final frente a, también, la que sería campeona: Italia. Ya mermada por la caída de Eden Hazard y dando las primeras señales de agotamiento.
EL I+D DE ROBERTO MARTÍNEZ Y LA BÉLGICA 2.0
Roberto Martínez asumió el cargo de director deportivo de la Federación en 2018. Quería un nuevo reto más allá de los parones internacionales. Mantenerse activo y, sobre todo, dejar su huella en el porvenir del fútbol belga más allá de liderar desde el banquillo a la generación más exitosa de la historia.
Para ello, cambió por completo la forma de trabajar de Bélgica para elevarla al máximo nivel. Como explicó en una entrevista con EFE, usó los 19 millones de euros extra, respecto a lo previsto en el Mundial por el departamento financiero, que ingresaron al superar las expectativas y quedar terceros para la nueva ciudad deportiva e I+D.
El arquitecto del futuro del fútbol belga se puso manos a la obra. El primer objetivo es dar instalaciones de primer nivel a futbolistas de primer nivel. Algo básico y que leyendas de Bélgica como Kompany, Vermaelen o Vertonghen, entre otros, no disfrutaron en sus inicios.
Al estilo de las instalaciones de la Federación Española en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (Madrid), Bélgica reformó su cuartel general en Tubize, a 20 minutos en tren de Bruselas, e incluyó tecnología punta para mejorar los análisis y la recolección de datos; destacando la tecnología ‘Wide Angle’ que graba todo el fútbol de un país de 11 millones de habitantes.
Roberto Martínez impulsó un salón de la fama de las estrellas del fútbol belga para que estas fueran reconocidas en su justa medida, al más puro estilo inglés con el que el técnico creció en el fútbol e instauró un programa para que los jugadores de la generación de oro del fútbol belga se sacaran el título de entrenador de forma gratuita, en caso de acabarlo. 21 ya lo han completado, incluidos Kevin De Bruyne y un Thomas Vermaelen que acabó formando parte de su cuerpo técnico.
Un legado que el español quiso destacar recientemente en rueda de prensa.
"Estos jugadores van a seguir influyendo en el fútbol belga desde los banquillos durante los próximos 20 años. Con su esfuerzo y sus logros, han logrado que se pueda construir una Ciudad Deportiva que va a cambiar el fútbol belga para las próximas generaciones", valoró.
"Podéis decir que esta generación no ha ganado un gran torneo, pero dejar un legado va mucho más allá de ganar un título. Este grupo de jugadores tiene el respeto y la admiración por lo que han hecho, y a partir de ahí podemos ganar, perder o empatar", recordó.
Y es que este jueves tuvo lugar el final de la generación de oro del fútbol belga, pero a la vez comenzó a tomar forma ese legado que se comenzó a gestar en el 2000 y que acabó liderando Roberto Martínez. EFE
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