Manuel Sánchez Gómez
Al Wakrah (Catar), 22 nov (EFE).- Era un drama la baja de Karim Benzema. Francia perdía al actual Balón de Oro, al mejor jugador del año, al campeón de Europa. A un futbolista irrepetible, pero no irreemplazable. Ahí estaba Olivier Giroud, con su vitola de campeón del mundo, listo para sustituir al jugador del Real Madrid y conseguir que, en Al Wakrah, nadie echase de menos a Benzema.
El delantero del Milan, que no marcó ni un solo tanto en Rusia, cuando su selección se hizo campeona, empezó en Catar con un humor muy diferente. Consciente de que su rol iba a ser el de suplente y de que esta titularidad le ha caído como un regalo del cielo, Giroud, antaño errador de ocasiones, aprovechó sus oportunidades a las mil maravillas y estuvo a punto de dejar uno de los goles del torneo, cuando enganchó una 'tijera' que se marchó cerca del palo.
Lo que sí convirtió fue un regalo de Adrien Rabiot, a puerta vacía, para poner a Francia 2-1 arriba, y un envío de Kylian Mbappé, para picar con la cabeza e igualar un récord histórico del mismísimo Thierry Henry. Giroud igualó los 51 goles de la leyenda del Arsenal, el tope en la selección francesa.
En lo más alto de una lista de estrellas y jugadores legendarios, como Jean-Pierre Papin, Zinedine Zidane, Michel Platini y Just Fontaine, solo están Henry y Giroud, y este último va a tener oportunidades para superarle.
Si Didier Deschamps decidió no llamar a nadie para sustituir a Benzema, pese a las voces que pedían a Ben Yedder, es porque confiaba que con Giroud el equipo tenía suficiente. Un jugador que, pese a sus 36 años y las críticas que le han acompañado toda su carrera, ha sido capaz de marcar goles allá donde ha ido, que ha devuelto al Milan a la élite europea y a ganar la Serie A una década después y que, tras ser en Rusia el delantero de la campeona, ahora puede repetirlo, pero con un papel aún mayor.
Ahora puede no ser solo el delantero de la campeona, también el goleador. De momento, dos goles, récord de Henry y empatado, con Bukayo Saka, Mehdi Taremi y Enner Valencia, en la Bota de Oro del Mundial. EFE
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