Santiago Aparicio
Doha, 23 nov (EFE).- La vuelta a la actividad fue dolorosa para la selección argentina que regresó a la Universidad de Catar para retomar los entrenamientos y recuperar la normalidad después del batacazo inesperado sufrido el martes ante Arabia Saudí en la puesta en escena de la Albiceleste en Qatar 2022.
Fue un mazazo inesperado el del estadio Luisail. Un freno seco en el momento menos adecuado, en la cita más inoportuna que dejó afectados a los integrantes del plantel de Lionel Scaloni. Pero aún más a los aficionados que contemplan Catar como una oportunidad única de levantar por tercera vez la Copa del Mundo.
Caras bajas y semblante serio entre los jugadores que saltaron al campo a realizar el entrenamiento previsto. También en el cuerpo técnico que afronta una tarea extra para lo que resta de primera fase. La regeneración física y también la anímica.
Messi reconoció tras el histórico revés que el vestuario estaba muerto después de perder el partido inicial de un Mundial por primera vez desde Italia 1990.
El trastazo sufrido contra Arabia Saudí, un rival menos, sin impacto en los grandes torneos y que aparece ocasionalmente por los Campeonatos Mundiales, fue un serio toque de atención para el equipo de Scaloni que irrumpió con cierta suficiencia en la competición proyectado por los treinta y seis encuentros sin perder que acumulaba del tirón. No pensó Argentina en estancar su racha ante un adversario como el de Hervé Renard.
A efectos de clasificación, la derrota apenas cambia nada. Sobre todo tras el empate posterior entre México y Polonia que alivia la actuación argentina. Todo está abierto en el grupo una vez completada la primera jornada. El equipo de Scaloni depende de sí mismo para avanzar a octavos. Incluso como campeón del cuarteto.
La cuenta atrás para la cita ante México, el próximo sábado, comenzó con la vuelta a los entrenamientos del equipo en la Universidad de Catar. Una práctica que contó con dieciséis futbolistas porque, sin contar el portero Emiliano Martínez, los otros diez se quedaron en el interior de las instalaciones con un trabajo específico de recuperación.
El resto, incluidos los que saltaron al campo en el transcurso del partido frente Arabia Saudí, se ejercitaron en una jornada solo abierta los primeros quince minutos.
Hay trabajo por delante. El debut de la Albiceleste propicia variantes en el once para el encuentro de México. La preparación de Argentina desde su llegada a Doha ha estado sometida a los condicionantes físicos de sus futbolistas. El técnico tuvo que hacer dos cambios con la concentración en marcha y hasta el penúltimo día no pudo tener a todo el plantel a su cargo, incluido Leo Messi que estuvo dos sesiones al margen.
El seleccionador mantuvo en el aire la decisión hasta última hora en los laterales. De hecho, sorprendió la presencia en el izquierdo de Nicolás Tagliafico. Marcos Acuña, que salto al campo en la segunda parte, puede ser una de las novedades.
Ante Arabia Saudí quedó en evidencia Cristian Romero. El zaguero del Tottenham quedó señalado en el primer gol encajado. Dio la sensación de tener falta de ritmo por lo que Lisandro Martínez es una opción a contemplar.
Alejandro Papu Gómez fue el hombre elegido por Scaloni para ocupar el lugar habitual de Giovani Lo Celso. No contó Alexis Mac Allister, por el que todos apostaban. El centrocampista del Sevilla, condicionado físicamente, no consiguió hacerse fuerte en su zona. Tampoco Rodrigo de Paul aunque es un fijo para el técnico.
Leo Messi fue la buena noticia de Argentina. Independientemente del rendimiento, el astro argentino no dio síntomas de flaquezas físicas a pesar de haber estado tratado durante la semana. Ni siquiera el tobillo que causó un impacto viral en la víspera impidió al jugador del París Saint Germain trabajar con normalidad durante el partido.
Argentina regresará el jueves a los entrenamientos. A puerta cerrada y el viernes será la víspera del segundo compromiso del Mundial. Espera México. EFE
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