José Antonio Pascual
Al Khor (Catar), 14 dic (EFE).- Francia defenderá su corona ante Argentina tras sufrir sobremanera ante Marruecos, que despertó del sueño que ha vivido en la Copa del Mundo, pero tras dejar una actuación para el recuerdo en la que tuteó a la vigente campeona.
Un defensa como Theo Hernandez, tras una incursión de Antoine Griezmann y un disparo rebotado de Kylian Mbappe, tuvo que ser el que acabara con la mejor defensa del campeonato cuando tan solo habían pasado cinco minutos.
Ni Croacia, ni Bélgica, en la primera fase, habían podido parar al portero del Sevilla Yassine Bono. Tampoco España ni Portugal en octavos y cuartos, con los que completó un campeonato histórico y se convirtió en el primer conjunto africano en alcanzar las semifinales.
El lateral zurdo del Milan batió a Bono con un difícil remate, en una posición complicada. Pero ni aún así, ni teniendo delante a Kylian Mbappe y toda la pléyade de figuras que reune Didier Deschamps, dobló la rodilla.
Walid Regragui, técnico de los 'Leones del Atlas', había tenido que dar a última hora marcha atrás en su pretensión de dar entrada en el once inicial al tocado Nayef Aguerd, pero aún así mantuvo la defensa de cinco con la que planteó el encuentro. Incluso tuvo que sustituir muy pronto a Romain Saiss, otro central, quien pidió el cambio.
Tampoco así se descompuso Marruecos, que ya antes del descanso puso en serios aprietos a su ilustre rival. Para su fortuna contó con Hugo Lloris, su capitán, vital bajo palos para evitar el empate.
Regragui lo vio claro y su equipo también. Modificó el esquema a un 4-3-3. Entre Achraf Hakimi y Hakim Ziyech volvieron loco a Theo, que apenas tuvo ayudas para frenar la avalancha que en modo de paredes se le venían encima.
El conjunto marroquí mereció mucho más. Fue superior a Francia. Pero una acción brillante de Mbappe culminada con un disparo desviado acabó en el 2-0 Randal Kolo Muani, que acababa de salir segundos antes.
Marruecos no ganó, pero se ganó el respeto máximo. Demostró ser un buen equipo que no solo sabe defender, también sabe atacar, mandar, manejar el balón, aunque en esta ocasión sin acierto alguno.
Sofyan Amrabat no solo contiene en el medular, faceta en la que es un espectáculo, crea y dirige junto al incansable Azzedine Ounahi. Todo el equipo tuvo que despertar del sueño pero lo hizo de forma brillante, por lo que fue reconocido por la afición que en mayoría le apoyó en el estadio de Al Bayt, que no quería abandonar las gradas.
Aún tendrá la oportunidad de remachar su heróica e inolvidable actuación en este Mundial en el partido por el tercer puesto del sábado ante Croacia, víctima el martes de la Argentina de Messi.
Marruecos actuó a contraestilo obligada por el marcador adverso. Tuvo una posesión de balón notablemente superior a la de Francia, minimizada en muchas etapas del encuentro. El balance fue de 61% por el 39% de los 'bleus', que marcaron en sus dos disparos a puerta, los mismos que efectuaron los hombres de Regragui. En el cómputo de tiros, el conjunto de Deschamps ganó por 15-13.
Incluso en los pases, el conjunto africano fue netamente superior. Dio 591 por 368 de los ya finalistas, de los que completó 528 por 310. Nada comparable a lo acaecido hasta ahora en el Mundial. Marruecos despertó, pero con mucho orgullo y tras poner en un serio aprieto a Francia. Demostró ser un más que digno semifinalista de una Copa del Mundo. EFE
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