Óscar Maya Belchí
Doha, 20 nov (EFE).- Néstor Araujo afronta el Mundial de Rusia como una revancha. En Rusia 2018 se quedó fuera días antes por una lesión en un amistoso e hizo todo por estar en Qatar 2022. Como volver a México, su país dejando su aventura en Europa, que llevó a cabo durante cuatro años en el Celta, para asegurarse minutos y ganarse así la llamada del Tata Martino.
El próximo martes, en el debut frente a México, cumplirá el sueño de aquel niño que llevaba siempre un balón en los pies en sus primeros pasos en Guadalajara (Jalisco). Antes de que se ‘inventaran’ los vídeos para redes sociales en los que se le hacen caños a la gente, Araujo ya lo llevaba a cabo cada vez que salía de casa.
En una familia en la que contó con cinco hermanos, tuvo clara su pasión desde el principio. Un vivir pegado a la pelota que tuvo su primera recompensa cuando se incorporó a la cantera de Cruz Azul. Llamada que llegó después de que Rubén Matturano, por aquella época ojeador del club, reclutase a Félix, su hermano mayor.
Este empezó a hablar al club de su hermano, y acabó siendo Néstor el mejor de los dos. Una carrera que le valió para fichar por el Celta en 2018. Hombre clave en las cuatro temporadas, pero con Qatar 2022 en el horizonte, su gran objetivo era precisamente estar en Catar.
Para ello, decidió dar un paso atrás en cuanto exposición mundial. Pasó de LaLiga Santander a volver a su país a pesar de haber jugado 34 encuentros en la última temporada en Vigo. Su seleccionador, Gerardo ‘Tata’ Martino estuvo siempre al tanto de sus planes, ya que Doha estaba marcado en rojo en su calendario tras la decepción en Rusia 2018.
Torneo para el que se postulaba, como ahora, como titular indiscutible y con la medalla de oro olímpica al cuello en Londres 2012. Sin embargo, una lesión en la rodilla izquierda durante un amistoso de preparación de marzo le privó de jugar la competición de selecciones más importante. Un sueño que aquel niño de Guadalajara acaricia con los dedos. EFE
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