Vincent Aboubakar y la expulsión más feliz de la historia

Manuel Sánchez Gómez

Manuel Sánchez Gómez

Lusail (Catar), 2 dic (EFE).- Pocas veces, por no decir ninguna, un futbolista se ha ido tan contento de un terreno de juego después de recibir una tarjeta roja como lo hizo esta noche Vincent Aboubakar. El delantero de Camerún marcó el gol del histórico triunfo de su equipo ante Brasil, se quitó la camiseta y fue expulsado; un carrusel de emociones que no quitó al africano la sonrisa de la boca.

Nada más terminó Aboubakar de celebrar el histórico gol, el colegiado del partido, el estadounidense de origen marroquí Ismail Elfath, se acercó con media sonrisa en la boca al africano. Llevaba una tarjeta amarilla en la mano y ambos sabían lo que iba a pasar a continuación.

Aboubakar, apenas diez minutos antes, se había ganado la primera amarilla por una dura entrada sobre Raphinha. Al quitarse la camiseta para celebrar el gol de su selección, que venció por primera vez a Brasil, la pentacampeona, en un Mundial, la segunda amarilla estaba en camino.

Casi le pidió perdón Elfath al sacársela, que llevó el reglamento al pie de la letra y no dudó a la hora de aplicarlo. Segunda amarilla y a la calle. Aboubakar, aún poseído por el éxtasis del cabezazo que acababa de conectar, ni protestó. Le dio la mano al colegiado, que le correspondió con unas palmaditas en la espalda, como si aquí no hubiera pasado nada, se abrazó a un compañero y enfiló el túnel de vestuarios.

Aboubakar no tuvo en cuenta que dejaba a su equipo con uno menos durante seis minutos, ni que, en caso de que Serbia hubiera empatado en el otro partido, Camerún hubiera podido tener opciones de pasar y no podría estar en octavos. El subidón del gol justificó su acto.

Explotó de alegría y dejó para los libros de historia la expulsión más feliz que se ha visto en un campo de fútbol. EFE

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